lunes, 6 de enero de 2014

Derechos de las mujeres al trabajo…sexual. Por Beatriz Preciado




Fabricación y venta de armas: trabajo. Dar muerte a alguien aplicando la pena capital: trabajo. Torturar un animal en un laboratorio: trabajo. Frotar un pene con la mano hasta provocar una eyaculación: ¡crimen! ¿Cómo comprender que nuestra sociedad democrática y neoliberal se rehúsen a considerar los servicios sexuales como un trabajo? 

La respuesta no debe buscarse de lado de la moral o de la filosofía política, sino más bien en la historia del trabajo de las mujeres en la modernidad. Excluidas del dominio de la economía productiva en nombre de una definición que las convertía en bienes naturales inalienables y no comercializables, los fluidos, los órganos y las prácticas corporales de las mujeres han sido el objeto de un proceso de privatización, de captura y de expropiación, que se confirma actualmente con la criminalización de la prostitución.
Tomemos un ejemplo para comprender este proceso: hasta el siglo XVIII, numerosas mujeres de clases obreras ganaban su vida vendiendo sus servicios en tanto que nodrizas profesionales. En las grandes ciudades europeas, más de dos terceras partes de los hijos de las familias aristocráticas y burguesas urbanas, fueron amamantados por nodrizas.
En 1752, el científico Carl Von Linné publica el panfleto “la nodriza madrastra” (La Nourrice marâtre), en el cual exhorta a cada  mujer a amantar a sus propios niños para “evitar la contaminación de razas y clases” por la leche, y exige a los gobiernos prohibir, en beneficio de la higiene y del orden social, la práctica del amamantamiento por otra persona. El tratado de Linné, conllevará a la devaluación del trabajo femenino en el siglo XVIII y a la criminalización de las nodrizas. La devaluación de la leche sobre el mercado de trabajo, se acompaña de una nueva retórica en torno al valor simbólico de la leche materna. La leche, representada como un fluido material a través del cual se transmite el vínculo social nacional de la madre al hijo, debe ser consumido en la esfera doméstica y no debe ser más un objeto de intercambio económico.
Fuerza de trabajo que las mujeres proletarias podían poner en venta, la leche se vuelve un precioso líquido biopolítico a través del cual fluye la identidad racial y la nacional. La leche deja de pertenecer a las mujeres para pertenecer al Estado.  Un triple proceso se consuma: devaluación del trabajo de las mujeres, privatización de los fluidos, el confinamiento de las madres al espacio domestico.
Una operación similar se está implementando con la extracción de las prácticas sexuales femeninas de la esfera económica. La fuerza de producción del placer de las mujeres no le pertenece: ella pertenece al Estado –es por eso que el Estado se reserva el derecho de poner una multa a los clientes que hacen uso de esta fuerza, cuyo producto debe restituirse únicamente a la producción o a la reproducción nacional. De la misma manera que la leche, las cuestiones de inmigración y la identidad nacional, están en el centro de las nuevas leyes contra la prostitución.
La prostituta (migrante, precaria, cuyos recursos afectivos, lingüísticos y somáticos son los únicos medios de producción), es la figura paradigmática del trabajador biopolítico en el siglo XXI. La cuestión marxista de la propiedad de los medios de producción, encuentra en la figura de la trabajadora sexual, una modalidad ejemplar de explotación. La causa primera de alienación en las prostitutas, no es la extracción de la plusvalía del trabajo individual, sino que depende ante todo del no reconocimiento de su subjetividad y de su cuerpo como fuente de verdad y de valor: se trata de poder afirmar que las putas no saben, que ellas no pueden, que ellas no son sujetos políticos ni económicos completamente.
El trabajo sexual consiste en crear un dispositivo masturbatorio (a través el contacto corporal, la lengua y la puesta en escena), susceptible de desencadenar unos mecanismos musculares, neurológicos y bioquímicos, que rigen la producción del placer del cliente. El trabajador sexual no pone su cuerpo en venta, sino que transforma, como lo hacen los osteópatas, el actor o el publicista, sus recursos somáticos y cognitivos en fuerza de producción viva. Como el osteópata, ella/él usa sus músculos, y él/ella realiza una succión con su boca, con la misma precisión que el osteópata manipula el sistema musculo-esquelético de su cliente. Como el actor, su práctica resalta su capacidad de teatralizar una escena de deseo. Como el publicista, su trabajo consiste en crear formas específicas de placer a través de la comunicación y la relación social. Como todo trabajo, el trabajo sexual es el resultado de una cooperación entre sujetos vivos basada sobre la producción de símbolos, de lenguaje y de afectos.
Las prostitutas son la carne productiva subalterna del capitalismo global. El hecho de que un gobierno socialista haga de la prohibición de las mujeres a transformar su fuerza  productiva en trabajo una prioridad nacional, dice mucho de la crisis de la izquierda en Europa.

Beatriz Preciado es filósofa, directora del Programa de Estudios Independientes del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba). Esta crónica se aseguró en alternancia por Sandra Laugier, Michaël Fœssel, Beatriz Preciado et Frédéric Worms.


13 comentarios:

  1. Creo que existe un problema de base, que es la de obviar el dato de que un 90% de las mujeres que ejercen hoy por hoy la prostitución (especialmente cuando se trata de población inmigrante procedente de países del este de Europa, América latina y/o determinadas regiones del continente Africano, como por ejemplo Nigeria), son víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual. Estoy de acuerdo con la idea que transmite Beatríz de que el cuerpo de las mujeres es utilizado como una cuestión de Estado (no hay más que observar la forma en cómo se está llevando a acabo la política que limita el derecho a la libertad de decidir de las mujeres en cuanto a la cuestión de su maternidad), pero la cuestión cuando se penaliza a los clientes que consumen prostitución no es por el hecho de impedir a las mujeres que ejerzan una actividad laboral que ellas han elegido libremente, sino de tratar de abordar un drama que afecta hoy en día a millones de personas que se ven engañadas y secuestradas por parte de sus captores, los cuales les obligan a ejercer una actividad que ellas ni desean realizar, ni sabían que iban a tener que realizar ni en qué condiciones ni nada. No se habla de un 10% que lo hace porque "quiere" (perdonar por las comillas, pero tengo mis dudas al respecto sobre si, en caso de poder realizar otra actividad, no renunciarían a esa).

    Respeto enormemente a Beatríz Preciado, pero en este caso discrepo de semejantes afirmaciones :). Es un debate enormemente complejo, pero considero que legalizar la prostitución solo traería invisibilizar aun más el problema de fondo que es el problema de la trata de personas, cuyas víctimas son de todo menos libres.

    Un saludo y gracias por la reflexión :)

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    1. El texto de Beatriz es sobre prostitución, me parece claro.... Prostitución y trata de personas no son el mismo asunto. Sin ir muy lejos te comparto los puntos opuestos que comparten: La prostitución se ejerce voluntariamente, para que exista trata hace falta la privacion de las libertades de la persona que esta siendo tratada. Quien se prostituye tiene siempre la opción de negarse a hacer practicas que no este de acuerdo, en trata se obliga a personas a tener practicas que no han sido concertadas previamente. Una persona que se prostituye lo hace por voluntad propia, las personas que estan en trata suelen vivir total o parcialmente secuestradas. Hay muchas mas prostitutas de las que creemos, a muchas no les es cómodo mostrar la cara o dar voz a su testimonio, pero te aseguro que hay mas personas en prostitución de las que te imaginas y por favor... No decir que las personas en situación de trata constituyen el 90% de las personas que ejercen la prostitución. Te lo digo por el bien de tu discurso porque así como lo expones, no tiene ni pies ni cabeza.
      Á

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    2. En relación a la trata de personas, la legalización de la prostitución, y por ende, el reconocimiento de las trabajadoras sexuales como trabajadoras implica una serie de derechos y obligaciones que protegen a las trabajadoras y regulan la actividad en general. Este contexto, a mi entender, es uno de los mejores escenarios para la lucha contra la trata. Un contexto que es vez de confinar cada vez más a la clandestinidad a las mujeres, la elimine y visibilicé, que propicie un espacio seguro de cooperación para el verdadero desarme de las redes de trata. Probablemente, si existieran otras posibilidades de trabajo que remuneren de igual manera, las eligirían...o no. No deja de ser un problema ajeno, de toda la sociedad, por el que seguimos criminalizando al último eslabón.
      Respecto a las esferas personales y los maltratos y peligros que podrían estar implicados en la profesión, bueno, no es la única que los tiene, sólo que es la única que no tiene derechos que la protejan o contemplen. Muchas fábricas aún hoy tienen condiciones laborales totalmente insalubres, la mayoría de las fuerzas policiales, forenses, maestros!!...bueno, muchos, ¿por qué entonces sólo criminalizar la prostitución?
      Es un parecer desde la realidad que me toca ver y sentir, saludos.

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  2. Pues yo comparto plenamente sus argumentos y su exposición.
    Considero que sería conveniente abordar el debate de la prostitución diferenciando los motivos morales, ideológicos o de preferencias personales de los aspectos legales de su práctica, la prevención y persecución de delitos como la trata de personas, los abusos de todo tipo o las coacciones más o menos explícitas.

    Un saludo y gracias por la oportunidad para compartir.

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  3. Coincido con el comentario de Nuria Duret. Me gustaría comentar dos cosas que me llaman poderosamente la atención. La primera, cuando se argumenta a favor de la prostitución, se describe como un trabajo pacífico, lineal casi con una organización parecida a una fábrica. Sin embargo, los dichos y noticias de las compañeras que han estado en situación de prostitución, derriban estos comentarios. Sonia Sanchez nos preguntaba ¿Qué creen que hacen los hombres cuando van de putas? Me animaría a decir que el auditorio completo pensamos "tienen sexo". Ella contestó: nos pegan, nos muerden, nos humillan, etc... Cuando planteaba esto en los debates las mujeres que consideraban a la prostitución un trabajo replicaban que esa situación tan violenta se daba porque no existía un lugar acorde para "trabajar" por culpa de la prohibición de la prostitución. Entonces aparecían las estadísticas de las que habla Nuria (comentario anterior), aparecen los testimonios de las mujeres que han salido de la prostitución gracias a organizaciones que sostienen entre ellas donde apuntan a lograr su sustento a través de la formación para poder trabajar y nos decían "los/as funcionarios/as que quieren legalizar la prostitución lo hacen sólo para las niñas/os ajenos nunca a los/as propios".
    Segunda cuestión, la prohibición de la prostitución puede ser una herramienta legal, pero SI es necesario que no sólo se prohíba sino que existan políticas de estado que saquen a las mujeres de esta situación. Porque el "prohibir porque queda mal" (como lo quieren plantear las mujeres a favor de la prostitución) es algo incoherente. Cuando planteamos políticas de Estado no estamos hablando de planes sociales, emergentes, sino de la creación efectiva de trabajo en blanco como debe ser y tener cualquier trabajador/a.

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    1. Me gustaría saber en base a cuantos testimonios te animas para escribir esto.... Hay muchas mas clases de personas que ofrecen sexo como intercambio de las que imaginamos. El problema con opiniones como la tuya es que ayudan a victimizar a personas en vez de hacer algo efectivo por la educación y que pueda ayudar a hacer menos machista nuestra cultura... Te comparto un pienso sobre una charla que tuve recientemente con una amiga... Las prostitutas abrimos algunas ventanas que las personas nunca suelen abrir por incomodidad o vergüenza. Entonces por que hacer callar el testimonio de estas personas que tanto pueden compartir sobre la naturaleza humana. Desde el otro lado de la ventana hay personas que no solo saben reconocer al ser humano que esta del otro lado sino que saben transformar sus demonios en placer, no es un trabajo fácil y tiene su precio, para ambas partes. A nadie le gusta que le señalen pero hay quien sabe ganarse 300 euros en unas horas y ocupar ese dinero y tiempo de que dispone para hacer mejor su vida, no veo por que adoptar posiciones paternalistas.
      Ángel

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  4. Una vez más Beatriz Preciado ha puesto el dedo en la llaga y estoy totalmente en acuerdo con la herida que abre. Mi experiencia como investigador que durante muchos años ha trabajado en el tema y que ayudó a construir el concepto de trabajadora sexual (http://es.scribd.com/doc/168132961; http://es.scribd.com/doc/64015944) en trabajos conjuntos con ellas como parte del equipo de trabajo, es que las lecturas que hacen muchas personas que pretenden negar la realidad de la gran mayoría de las mujeres que trabajan sexualmente, es que prefieren desde una visión judeocristiana del cuerpo y la sexualidad negarle a la mujer, y al hombre, decidir sobre cómo utilizar su cuerpo.
    La gran mayoría de las mujeres trabajadoras sexuales sostienen a sus familias con sus trabajos, trabajos que en muchos casos son mucho más rentables que los de las investigadoras que las investigan. Con ello no pretendo negar la trata de personas y todo lo que de ella se deriva, pero también tengo claro que todo trabajo tiene riesgos y que el riesgo laboral se puede prevenir. Pero mientras el trabajo no sea reconocido como tal, también estamos apoyando lo que emerge de la ilegalidad o de la falta de derechos.
    Yo me pregunto por qué los investigadores podemos negociar con la fuerza productiva del cerebro y esto se ve bien, y no se puede hacerlo con la del culo o la vagina y esto se ve mal.

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  5. Las compañeras de AMMAR Córdoba organización de trabajadoras sexuales queremos aportar ya que hemos leído el texto de Beatriz Preciado y nos ha gustado por varias razones. Primero porque analiza con respeto a nuestra actividad separandola de la trata, que como comento Angel Alvarez es algo muy diferente y un delito que si merece ser perseguido sin duda. Pero sobre todo nos llamo la atención del texto de Preciado lo que dice acerca del Estado, el cual como venimos denunciando ahora nos considera “pobres victimas de la trata” pero no ha dejado históricamente de criminalizarnos solo a nosotras y nos niega derechos como mujeres trabajadoras!!. También es cierto cuando dice que nosotras no vendemos nuestro cuerpo, sino que ofrecemos un servicio que hemos pactado antes con el cliente.

    Resulta duro seguir leyendo entre los comentarios a la nota que muchas otras “feministas” hablan de nosotras sin conocernos, dicen que los clientes nos buscan para violarnos, que en su mayoría no elegimos esta actividad... pero es que queremos saber de que investigación seria sacan esos datos! Ellas nunca se acercaron a nosotras a escucharnos, solo gustan de hablar en nombre de nosotras, de acallar nuestras voces. Solo le creen a las experiencias más tristes (nosotras las respetamos y luchamos todos los dias para que se cumplan nuestros derechos humanos como mujeres y trabajadoras), pero no nos creen cuando con voz propia decimos que el trabajo sexual es nuestra decisión de vida como mujeres mayores de edad.

    Sin embargo cuando sufrimos violencia de genero, violaciones, crímenes, violencia policial son muy pocas las feministas que nos acompañan en las denuncias y acciones publicas. Por ejemplo nuestra compañera y Secretaria gral de AMMAR Rosario, Sandra Cabrera fue asesinada el 27 de enero de 2004 (hace 10 años!!!) de un balazo en la nuca con una pistola nueve mm, por denunciar más de 25 veces en la Justicia la convivencia entre el poder político, judicial y la policía para la existencia de la explotación sexual infantil y la trata de personas en la ciudad de Rosario. Sucrimen aun esta impune cuando los asesinos de Sandra están libres y en actividad como es el caso de Diego Parlucik quien fuera el principal imputado y hoy sigue trabajando en la Policia Federal.

    PEDIR JUSTICIA POR SANDRA CABRERA DEBERÍA SER UN RECLAMO DE TODOS/AS!!!

    Pero ahora vemos como la "gran" propuesta para luchar contra la trata es criminializar al cliente: para nosotras es claro q si sale esa ley nos va hacer mas clandestinas a nosotras, mas vulnerables y encima va a hacer crecer la corrupción policial que van a empezar coimear a los clientes para q puedan zafar de las multas o días de arresto. En cambio nosotras proponemos una lucha seria contra la trata, contra las mafias y la complicidad política-policial-judicial. Basta de que el hilo se corte por lo mas delgado!

    Hace casi 15 años que AMMAR Córdoba se organiza por derechos laborales para las trabajadoras sexuales, pusimos en pie una escuela primaria, talleres de salud, entrega de miles de preservativos, cursos de oficios para abrir mas opciones laborales, un jardín maternal y ahora un centro de salud amigable. Todas propuestas abiertas a la comunidad, aunque sin apoyo del Estado. A quien le interese conocernos y no sea de Córdoba puede visitar nuestra pagina, hay mucha informacion de nuestra militancia cotidiana y ahi también estan las vias de contacto. www.ammar-cordoba.org

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  6. Las posiciones abolicionistas redundan en equiparar trabajo sexual y trata y en una representación violenta de las trabajadoras sexuales como víctimas y mujeres explotadas, incapaces de gestionar o decidir acerca de sus propias vidas. Todo esto sustentado en una posición fundamentalista de lo que es la mujer, el sexo, la sexualidad, el amor, el trabajo digno e indigno. El feminismo abolicionista es autoritario y cómplice de un Estado que sistemáticamente viene criminalizando a las trabajadoras sexuales y les niega sus derechos. Enarbola una serie de certezas inmutables, de universales abstractos acerca de la mujer y el trabajo sexual y decide que el trabajo sexual denigra a la mujer y que, por lo tanto, debe abolirse. Nadie las eligió para "defender" a las trabajadoras sexuales, lo que desde el punto de la representatividad política es, como mínimo, cuestionable. Es decir, mujeres que no son trabajadoras sexuales deciden que el trabajo sexual debe abolirse, pasando por alto lo que las mismas trabajadoras sexuales dicen, sus luchas y reclamos, la misma existencia de un proyecto de ley de trabajo sexual autónomo. Las feministas abolicionistas trabajan como policías de género, cuidando como cancerberas que las mujeres no desobedezcan, dicen defender a las mujeres cuando en verdad lo que hacen es aferrarse celosamente a su máquina prescriptiva, incapaces de pensar o imaginar otras luchas, atrapadas en los vericuetos de un poder del que no logran zafar y que no hacen más que reproducir en sus violencias y exclusiones.

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  7. Beatriz Preciado debe ser muy inteligente. Es filósofa feminista, tiene página en Wikipedia ( ;) ) y da clases en los grandes museos del país. Sin embargo, eso no quita que a veces dice unas cuantas sandeces que justifican la mayoría de abusos a los que se somenten a los/las prostitut@s por parte de un sistema que siempre busca tratar al ser como bien de consumo.
    Las nodrizas eran mujeres que viajaban a las ciudades a amamantar a los niños y el hecho de salir de pequeños pueblos o del campo para llegar a la gran ciudad, ser muy bien alimentadas (puesto que de eso dependía la salud de los niños) y no tener que hacer otra faena que la de amamantar (había otro tipo de trabajadores en la casa, la nodriza sólo amamantaba) constituía una gran oportunidad. Eran bien vistas y ocupaban un lugar de privilegio en la sociedad puesto que llegaban a pasar años con las familias y l@s hij@s amamantados solían recordarlas como a "madres de leche". Amamantar produce la hormona del bienestar, conocida como hormona del amor, la oxitocina. No hay que desempeñar una "actuación" como en la mayoría de las relaciones sexuales a cambio de dinero. La mayoría de l@s prostitut@s están lejos de contar con las ventajas que han tenido las nodrizas. Yo creo que se debe legalizar la situación para evitar que haya tant@s niñ@s secuestrados, pero aún así creo que la prostitución no ayuda a quien la ejerce. Creo que nadie nace para puta/o, y creo que la comparación con las nodrizas es absolutamente estúpida.

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  8. Madre mía, el adultocentrismo elevado al cuadrado... A ver si intentamos tener también una visión holística al analizar los temas. Las nodrizas, para amamantar a esas señoras de las clases altas en sus casas, en multitud de ocasiones tenían que abandonar a sus propios hijos al cuidado de otras nodrizas más baratas. Es decir, el gran perjudicado de toda esta especulación con el propio cuerpo era su propio hijo. Eso en el análisis tan superficial del tema de Beatriz Preciado ni tan siquiera se tiene en cuenta. Tampoco se tiene en cuenta los "daños colaterales" de, en los casos en los que era el niño de la alta sociedad el que se iba a vivir a la casa de la nodriza en el pueblo, que conllevaba el trauma de la separación de la misma a los dos o tres años. El niño no reconocía a su madre biológica y le aterraba tener que marcharse a la ciudad con ella. Hay decenas de cuadros que describen este aterrador momento.
    Por otro lado, lo "mejor" del texto de Beatriz Preciado es la definición mecanicista y reduccionista del "Trabajo sexual". El trabajo sexual solamente existe en las sociedades en las que existe represión sexual y carencias en ese ámbito que no pueden suplirse por la vía gratuita de la reciprocidad. ¿Por qué las personas que recurren a las prostitutas y prostitutos tienen que pagar y no pueden encontrar lo que buscan en personas que se ofrecerían a hacérselo gratis? El sexo es algo más que la definición de Beatriz Preciado, al igual que un amigo es algo más que una persona a la que llamas para que te ayude en una mudanza o escuche tus problemas. Esa definición tan pobre de la sexualidad es lo que hace que cada vez más gente pierda el interés en el sexo, como se describe en el documental sobre "El imperio de los sin sexo" en Japón.
    Mi blog: lasinterferencias.blogspot.com

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  9. Pg 50 del libro Wet Nursing de Valerie Fildes sobre la lactancia mercenaria en la Florencia de 1500: "El sistema de nodrizas estaba bien organizado, y principalmente conducido por hombres: el padre de los niños y los maridos de las nodrizas. Unas semanas antes de la fecha esperada del parto, cuando el padre estaba buscando una nodriza para alimentar a sus hijos, alertaría a sus amigos y vecinos de la ciudad y también, si poseía tierras en el campo, en el área de sus posesiones. Era bastante usual para algunos hombres el actuar como intermediarios entre padre y nodriza".

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  10. Y sigo: Uno de los motivos por los que las nodrizas son un emblema de la sociedad patriarcal es por el tabú sexual de la lactancia. Es decir, el derecho de los maridos al sexo era mayor que el derecho del bebé a ser amamamantado, ya que se suponía que el sexo arruinaba la leche. Por esta razón, se prohibía el sexo durante la lactancia a cualquier mujer que diera el pecho. En Occidente el tabú sexual de la lactancia lo introdujo Galeno en el siglo II.

    "Desde la época de las cuevas las madres amamantaban y siempre ha sido así hasta que en el renacimiento ya las clases altas no daban de mamar por un tema puramente de natalidad. Cuando tú amamantas, tienes un tiempo muy largo de amenorrea y no te quedas embarazada. En las clases altas interesaba para tener vástagos una numerosa prole. Y la manera de que esto sucediera era que las esposas de clase alta no amamantasen. Se daban los niños a las nodrizas. Esto supuso un gran control de la natalidad en las clases más bajas y las clases altas podían tener 18-20 hijos aunque de ellos murieran 10, pero al menos aseguraban los herederos". http://www.asociacionsina.org/2010/01/20/entrevista-ana-morales-experta-en-lactancia-materna/

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