VIOLENCIA
ES…
Que
no nos escuchen,
Que
invisibilicen nuestro trabajo social y nuestro trabajo político.
Que
no nos reconozcan como profesionales en nuestra área.
Que
no consideren nuestros aportes a la salud sexual en materia de
prevención y placer.
Que
nos dejen afuera de los principales debates sobre los derechos
sexuales.
Que
quieran imponernos una moral sexual basada en la entrega, la
gratuidad, el amor y la reproducción.
Que
nos ubiquen en el lugar de víctimas eternamente.
Que
sólo nosotras no podamos decidir sobre nuestros cuerpos.
Que
nos quieran salvar todo el tiempo, incluso de nosotras mismas.
Que
nos inventen un cliente a la altura de sus discursos sobre machismo y
patriarcado, pero no sean capaces de oir que son muchas las mujeres
que también consumen nuestros servicios.
Que
cuando una mujer dice no es no, pero cuando nosotras decimos que no
somos explotadas no se nos oiga.
Que
excluyan sistemática y violentamente nuestra participación en los
debates feministas.
Que
ejerzan un control tan exhaustivo e invasivo sobre nuestros genitales
y lo que escogemos hacer con ellos.
Que
legitimen algunas partes de nuestros cuerpos para el trabajo y a
otras las consideren inoportunas o inadecuadas.
Que
nos patologicen acusándonos de estar “alienadas” “disociadas”
“alteradas” “locas”.
Que
nos acusen de formar parte del proxenetismo internacional por
defender nuestros derechos.
Que
nos asocien a las víctimas de trata y obturen la aparición real de
esas victimas.
Que
se alíen con la policía y con el estado para impedir la difusión
de nuestros servicios, la circulación de nuestros cuerpos y el
ejercicio de nuestro trabajo.
Que
fomenten políticas que nos dejan en la calle, que quieran reencausar
nuestros cuerpos y labores.
Que
les parezca justo que una mujer que friega el inodoro de otra tenga
derechos laborales, pero en nuestro caso tales derechos no existan.
Que
no reconozcan nuestra identificación autopercibida y conquistada
políticamente.
Que
nuestra existencia les violente y perturbe.
Que
nos condenen a la desaparición social, política y jurídica.
Que
precaricen nuestras vidas y nos condenen a la clandestinidad.
LA
VIOLENCIA EJERCIDA CONTRA TRABAJADORAS SEXUALES, TAMBIÉN
ES VIOLENCIA DE GÉNERO.
RECONOCIMIENTO
INMEDIATO DEL TRABAJO SEXUAL Y LOS DERECHOS DE LXS TRABAJADORXS.
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